lunes, 10 de junio de 2013

Felonía

He perdido la noción del tiempo, parece que llevo esperando una eternidad. El tren que nos iba a trasladar hacia nuestra felicidad, ya se marchó y aún no has venido. Me arden los pulmones a causa de todo el tabaco que he fumado para intentar así, templar los nervios. ¿Dónde estás?, ¿qué te ha podido ocurrir?, no paro de preguntarme eso una y otra vez. La preocupación y el miedo hace que imagine mil y una desgracias.
Evoco en mi memoria nuestros encuentros clandestinos, cuando nos desinhibíamos y podíamos entregarnos en cuerpo y alma. Hasta que llegó el momento en que no podíamos más, ya no tenía sentido ocultar por más tiempo lo que había nacido entre nosotros. En cuerpo y alma, éramos uno.

Estoy esperando, es el día pactado para nuestra huida, pero no es la hora. Ese momento pasó hace mucho y aún no has llegado. La angustia de no saber de ti, me está dominando ¿Por qué no apareces?
Mis pensamientos se interrumpen bruscamente, una mujer se para ante mí, su cara me es familiar aunque en estos momentos, no consigo ubicar dónde la he visto antes. Me llama por mi nombre y me entrega una carta, seguidamente se marcha sin darme la oportunidad de interrogarla.
Abro el sobre con curiosidad, se me forma un nudo en la garganta al reconocer tu letra en la misiva. Con dificultad a causa del temblor en mis manos, prosigo a leer tu carta.
"Me gustaría decir que no es una despedida, que será un hasta luego. Pero no puedo, nunca te podría mentir mirándote a los ojos, ya no puedo fingir más. Sabes que esto ocurriría, soy cobarde, lo sé. Nunca tuve ni tendré el valor de dejar a mi marido. Estoy acostumbrada a la vida que me da y tengo pavor de empezar de nuevo, aunque sea a tu lado. 
Ódiame si quieres, estás en tu derecho. Yo ya lo hago por ti. Siento mucho el daño que te estoy haciendo, te hice creer que siempre habrá un lugar para soñar. Pero lo siento mucho, todo fue un juego. Yo solo quería una aventura, un pequeño paréntesis para escapar de mi rutina y apareciste tú como respuesta a mis ruegos.
Sé que deseas más, que lo has dado y dejado todo por mí y eso aumenta mucho más mi pesar. Pero te quiero, te quiero muchísimo y es por eso que no puedo continuar. Sé que no lo entenderás ahora, pero debes entender que nunca sería tuya completamente, solo puedo ofrecerte media vida y eso, no lo mereces.
Vete, aléjate de mí  y marcha hacia donde está tu destino. Lo que mereces ya te está esperando, ve en su busca porque no soy yo.
Lo siento, pero no puedo continuar con esta falsa. Ojalá puedas perdonarme algún día."
¡No puede ser, no puedo creerlo! Leo una y mil veces la carta, pero no consigo reconocer entre esas líneas a la mujer que juró amarme por siempre, esa no eres tú. Aquí te muestras fría, cruel y despiadada. ¿He sido solo un juego para ti?, ¿tu interior reía cuando tus ojos lloraban por no poder estar a mi lado por siempre?
Te entregué mi vida, perdí todo cuanto poseía para que estuvieses a mi lado, porque eso era lo único que necesitaba. Y ahora... me abandonas como un juguete roto del que ya te cansaste de utilizar.
Comienzo a llorar de rabia, de impotencia, de dolor... Has destrozado mi vida, has mutilado mi capacidad de volver a confiar, que creer en el amor. Me has vaciado por dentro y los restos que no has querido, se han podrido a causa de tus mentiras.

Me pongo en pie y decido alejarme de aquí. Ya no me queda nada, ni horizonte ni lugar a donde ir. Todo lo que me esperaba más allá de las vías, era para disfrutarlo a tu lado y ahora estoy sólo, completamente sólo.
Mientras camino sin querer mirar atrás, siento que llevo en mí una gran carga sobre mis hombros. El peso de la traición ralentiza mi partida. Yo te amaba con locura, mi entrega fue incondicional ¿Me quisiste tú alguna vez?
Estoy dejando todo atrás, intentaré escapar de este dolor, pero sé que por muy lejos que marche, siempre portaré conmigo y marcado en mi corazón por el yerro candente de tu traición, una cicatriz, una pregunta sin respuesta... ¿Por qué?


La promesa

XXXVII

Lo siento pero he de partir, mi vida,
aquí nada puedo hacer más por ti
me vencieron, mi lucha llegó al fin.
pero siempre mi alma a ti, estará unida.

Pensaré en la estrella que te ilumina,
la que velará tus sueños por mí,
Recuerda esto, yo siempre estaré en ti,
Cuando pueda, emprenderé la venida.

Lloraré por ti, más no tengo opción,
el mal viene y de ti lo alejaré.
Ofrenda doy, será mi corazón.

No será para siempre, volveré
cuando asegure tu alimentación,
con pan y leche junto a ti estaré.