domingo, 23 de junio de 2013

Efímera

XXXVIII

Pensé que sería un eslabón más,
una pieza que completaba el puzzle,
el complemento que formaba un todo,
alguien que podrían necesitar.

Nunca fue como creí, pues soy nada.

Las risas que conmigo compartían,
las lágrimas que buscaban consuelo,
los suspiros que en mí provocaban,
los abrazos que di, sin pedir nada.

Fue todo un espejismo, pues soy nada.

Dancé al ritmo que no correspondía,
adaptándome a corrientes distintas,
aceptando todas sus diferencias,
pensando que algo yo les aportaba.

Nunca fue como creí, pues soy nada.

Me llamaban, creí que me querían,
me sentí incluida, que me aceptaban,
que mi compañía, cerraba el círculo,
que de la baída, era el cuarto pilar.

Hoy todo está aclarado, pues soy nada.

La venda de los ojos se me cayó,
miré por mí misma por vez primera,
solo me rodeaba una quimera,
fue cuando mi corazón se partió.

Mi interior se fragmentó, pues soy nada.

Marcharé en silencio y sin decir nada,
pues dudo que denoten mi partida,
Sé que ellas nunca me necesitaron,
aunque sin ellas, me siento vacía.

Pero no importa nada, pues soy nada.

Los recuerdos desaparecerán,
al igual que hace la espuma marina.
Como un momento hermoso, pero efímero,
para mí fue un todo, es lo que me quedo.

Me olvidarán muy pronto, pues soy nada.


miércoles, 19 de junio de 2013

Éxodo

- ¡Maldita la desidia de mi entorno y malditos los que me han obligado a esto!- Grito desesperado una y otra vez hasta desgarrar mi garganta. Y continúo gritando, sin voz ni fuerzas, permanezco de rodillas en el suelo, llorando e impotencia y golpeando la tierra con mis puños hasta hacerlos sangrar.
El ocaso envuelve de sombras mi aldea amurallada y desde la loma, la veo desaparecer ante mí. Solo puedo distinguir tenues luces naranjas provenientes de las teas de algunas casas.

Cojo mi hatillo y me dispongo a abandonar la tierra que me vio crecer, donde mis antepasados cavaron profundos hoyos para dejar ahí las raíces familiares y donde he de abandonar mi descendencia.
Pero no tengo otra alternativa, "Mal año, malos tiempos" es toda respuesta que obtuve durante meses cada vez que intentaba encontrar trabajo fuera de mi oficio.

No eran los tiempos, todos sabíamos que, mientras los nobles se enriquecían a costa de matar al pueblo de hambre cobrando tributos de una tierra que ya no daba de sí y la iglesia, que con su afán de engalanar sus templos con el oro de los Incas, ha olvidado el juramento de cuidar a los más necesitados.
Había oro y riqueza pero eran malgastados en fiestas, cacerías y retablos de oro y plata. Y al pueblo llano, no llegaba ni un mísero maravedí.
Y si alguno, osaba mostrar su descontento en las puertas de los templos, el fraile de turno los despachaba gritando con ojos encendidos.
- ¡Qué sabrán las hormigas lo que yo hago en invierno!.

Y heme aquí, en el año de nuestro Señor 1612, dispuesto a partir hacia Las Américas, para encontrar allí la Tierra Prometida. He oído hablar tanto de aquel lugar, dicen que solo basta rascar la tierra con el pie para que brote oro y plata por doquier.
Al principio no hice caso de esas habladurías, yo tenía un próspero negocio y a mi familia no le faltó nunca de nada. Pero la idea de que en las colonias, se podía empezar de nuevo y hacerse rico en poco tiempo, empezó a desvelarme por las noches. Sobre todo al ver como el único hijo que aún me quedaba con vida, moría de hambre ya que la pulpa de los frutos que mi mujer robaba del huerto del convento y el escaso pan seco y duro de harina de habas que yo rara vez conseguía, no era suficiente para él.

Así que he de marchar, he tenido que fingir mi propia muerte para que así, mi mujer e hijo, puedan alimentarse y sobrevivir con las aportaciones que en su tiempo yo acumulé en el montepío de mi cofradía de alfareros. Sé que es indigno y a mi regreso me acusarán impíamente, pero no me preocupa, una vez que me haya hecho rico, nadie mirará por encima de mi hombro nunca más.
Pagaré mi afrenta depositando los dineros que se hayan empleado para mi familia, con intereses y purgaré mis pecados como todo rico hace, con oro.
Y como sé que Dios me vigilará y a él ruego para que mi empresa tenga éxito, llevaré como penitencia a modo de cinto sobre mis carnes un cilicio y lo portaré hasta cumplir la promesa. Y vive Dios que cumpliré.

Puedo ver la costa en la lejanía, durante los seis días con sus noches que ha durado mi viaje hasta llegar al puerto de Indias, mi camino no estaba deshabitado. Cada aldea o ciudad que dejaba atrás, iban apareciendo más y más hombres que como yo, dejaban a sus familias atrás en busca del Dorado. Me reconfortó y apenó a la vez, que no era el único. Entre todos, formamos un río humano que bajaba de las altas poblaciones para llegar al río que nos trasladará hasta ultramar, más allá del horizonte, donde nuestros abuelos decían que el mundo terminaba.

Paseo por el puerto fingiendo altivez aunque mi interior se encuentra afligido. Y pienso en la peculiar tripulación que comienza a llenar la nave. Todos artesanos, comerciantes y campesinos que van en busca de una vida mejor. "Son malos tiempos" pienso con angustia y suspiro con el alivio de pensar que, una vez superada esta crisis, nunca más se volverá a repetir porque todos hemos aprendido la lección.

La nave serpentea el río dejando la capital atrás, la observo por última vez antes virar el primer codo. Suspiro mirando el campanario de la Catedral y me fijo en la estatua que la corona, la representación cristiana de la diosa Atenea, me mira y sonríe. Devuelvo el gesto con timidez, parece que se despide pero no es una despedida, siento que me dice "vuelve pronto, te espero", sé que dice eso.

Sentado en cubierta, usando como apoyo el palo de mesana, suspiro pensando en mi mujer e hijo. Los amo y es ese amor que siento por ellos, lo que me ha dado el valor que precisaba para esta empresa. Poco a poco me voy durmiendo, el deseo que mi hijo comprenda el motivo de mi acción lucha contra el temor de  ser olvidado. Pero sé que quien tiene la respuesta es el tiempo, yo solo puedo aportar paciencia.


lunes, 10 de junio de 2013

Felonía

He perdido la noción del tiempo, parece que llevo esperando una eternidad. El tren que nos iba a trasladar hacia nuestra felicidad, ya se marchó y aún no has venido. Me arden los pulmones a causa de todo el tabaco que he fumado para intentar así, templar los nervios. ¿Dónde estás?, ¿qué te ha podido ocurrir?, no paro de preguntarme eso una y otra vez. La preocupación y el miedo hace que imagine mil y una desgracias.
Evoco en mi memoria nuestros encuentros clandestinos, cuando nos desinhibíamos y podíamos entregarnos en cuerpo y alma. Hasta que llegó el momento en que no podíamos más, ya no tenía sentido ocultar por más tiempo lo que había nacido entre nosotros. En cuerpo y alma, éramos uno.

Estoy esperando, es el día pactado para nuestra huida, pero no es la hora. Ese momento pasó hace mucho y aún no has llegado. La angustia de no saber de ti, me está dominando ¿Por qué no apareces?
Mis pensamientos se interrumpen bruscamente, una mujer se para ante mí, su cara me es familiar aunque en estos momentos, no consigo ubicar dónde la he visto antes. Me llama por mi nombre y me entrega una carta, seguidamente se marcha sin darme la oportunidad de interrogarla.
Abro el sobre con curiosidad, se me forma un nudo en la garganta al reconocer tu letra en la misiva. Con dificultad a causa del temblor en mis manos, prosigo a leer tu carta.
"Me gustaría decir que no es una despedida, que será un hasta luego. Pero no puedo, nunca te podría mentir mirándote a los ojos, ya no puedo fingir más. Sabes que esto ocurriría, soy cobarde, lo sé. Nunca tuve ni tendré el valor de dejar a mi marido. Estoy acostumbrada a la vida que me da y tengo pavor de empezar de nuevo, aunque sea a tu lado. 
Ódiame si quieres, estás en tu derecho. Yo ya lo hago por ti. Siento mucho el daño que te estoy haciendo, te hice creer que siempre habrá un lugar para soñar. Pero lo siento mucho, todo fue un juego. Yo solo quería una aventura, un pequeño paréntesis para escapar de mi rutina y apareciste tú como respuesta a mis ruegos.
Sé que deseas más, que lo has dado y dejado todo por mí y eso aumenta mucho más mi pesar. Pero te quiero, te quiero muchísimo y es por eso que no puedo continuar. Sé que no lo entenderás ahora, pero debes entender que nunca sería tuya completamente, solo puedo ofrecerte media vida y eso, no lo mereces.
Vete, aléjate de mí  y marcha hacia donde está tu destino. Lo que mereces ya te está esperando, ve en su busca porque no soy yo.
Lo siento, pero no puedo continuar con esta falsa. Ojalá puedas perdonarme algún día."
¡No puede ser, no puedo creerlo! Leo una y mil veces la carta, pero no consigo reconocer entre esas líneas a la mujer que juró amarme por siempre, esa no eres tú. Aquí te muestras fría, cruel y despiadada. ¿He sido solo un juego para ti?, ¿tu interior reía cuando tus ojos lloraban por no poder estar a mi lado por siempre?
Te entregué mi vida, perdí todo cuanto poseía para que estuvieses a mi lado, porque eso era lo único que necesitaba. Y ahora... me abandonas como un juguete roto del que ya te cansaste de utilizar.
Comienzo a llorar de rabia, de impotencia, de dolor... Has destrozado mi vida, has mutilado mi capacidad de volver a confiar, que creer en el amor. Me has vaciado por dentro y los restos que no has querido, se han podrido a causa de tus mentiras.

Me pongo en pie y decido alejarme de aquí. Ya no me queda nada, ni horizonte ni lugar a donde ir. Todo lo que me esperaba más allá de las vías, era para disfrutarlo a tu lado y ahora estoy sólo, completamente sólo.
Mientras camino sin querer mirar atrás, siento que llevo en mí una gran carga sobre mis hombros. El peso de la traición ralentiza mi partida. Yo te amaba con locura, mi entrega fue incondicional ¿Me quisiste tú alguna vez?
Estoy dejando todo atrás, intentaré escapar de este dolor, pero sé que por muy lejos que marche, siempre portaré conmigo y marcado en mi corazón por el yerro candente de tu traición, una cicatriz, una pregunta sin respuesta... ¿Por qué?


La promesa

XXXVII

Lo siento pero he de partir, mi vida,
aquí nada puedo hacer más por ti
me vencieron, mi lucha llegó al fin.
pero siempre mi alma a ti, estará unida.

Pensaré en la estrella que te ilumina,
la que velará tus sueños por mí,
Recuerda esto, yo siempre estaré en ti,
Cuando pueda, emprenderé la venida.

Lloraré por ti, más no tengo opción,
el mal viene y de ti lo alejaré.
Ofrenda doy, será mi corazón.

No será para siempre, volveré
cuando asegure tu alimentación,
con pan y leche junto a ti estaré.

domingo, 2 de junio de 2013

Citas II

"Prefiero vivir libre con mi locura que estar esclavizada y condicionada a la cordura de los demás"
........................................

 "Y en esa cruenta batalla entre la razón y la locura, nos conocimos"
........................................

"Solo te bastó una palabra para poner mi vida patas arriba. Bendita locura"
 ........................................

"No te hundas ante una puerta cerrada, esa no era la tuya. Continúa y ve a la siguiente"
 ........................................
"El secreto para no dejar escapar las oportunidades, es decir sí a todo" 
........................................
"En definitiva, escritor puede ser una profesión. Pero a su vez, es un estado de ánimo, una gesta compulsiva que lo obliga a expresar y trasmitir sentimientos de la única forma que le hace sentir libre... con su pluma"
 ........................................

"Cuando me enfrento a un papel en blanco y una vez plasmado ahí todo cuanto tenía en mi cabeza, a veces me invade un leve malestar cuando compruebo que me he quedado muy corta al intentar expresar lo que pretendía. Y es que a veces, mi pluma y mi alma no están todo lo sincronizadas que me gustaría"